lunes, 8 de febrero de 2010

Dominicana 1

Parece que me ha tocado ver la parte menos atractiva de República Dominicana, aunque también la más real. Santo Domingo tiene buen lejos, pero si se pone atención se ve que mucha de su infraestructura se encuentra deteriorada, sus parques descuidados y la basura aflora por momentos en bajas dosis y en otras ocasiones a raudales. La Ciudad parece haber tenido 2 momentos recientes en los que fue remozada, uno en 1992 con el quinto centenario del descubrimiento de América y otro en 2003, antes de ser sede de los juegos Panamericanos. El esplendor se percudió y aunque hay zonas con cierto aire de renovación la mayoría del puerto se desvencija.

El marco de la capital dominicana es espectacular ,el mar Caribe con una paleta de colores azules y verdes eléctricos se estrella con acantilados de origen volcánico formando bufadoras. Palmeras adornan todo y tanto el malecón como el libramiento que va al aeropuerto ofrecen vistas maravillosas del litoral.

Otra vez viendo de cerca se puede uno percatar que el malecón está sucio y que muchos de sus visitantes tiran basura al mar que latiguea unos metros abajo. El centro, o zona colonial, tiene un atractivo especial considerando que muchos de sus edificios se puede contar como algunos de los primeros realizados por los colonizadores en América (Ésta es considerada cómo la primera ciudad fundada por europeos en el nuevo mundo). El patrimonio arquitectónico es vasto y los edificios coloniales conviven con algunas construcciones de corte neo clásico realizadas en el siglo XX y que emulan oficinas de gobierno norteamericanas.

Algo que impresiona de Santo Domingo es la cantidad de supermercados que existen. En la avenida Churchill que cruza de norte a sur la Ciudad hay por lo menos 4, todos de diferentes compañías y ofreciendo no sólo abarrotes sino electrónicos y ropa. Son una combinación de súper mercado y tienda departamental, por lo general se encuentran abarrotados. La economía aquí es ciertamente boyante, considerando que el 39% del PIB dominicano se genera en ésta ciudad. Por doquier hay restaurantes de comida rápida y franquicias de las que pueblan la mayoría de las ciudades del mundo. Los coches de lujo abundan y su existencia ha comenzado a llamar la atención de las autoridades, hay indicios de que los narcotraficantes colombianos han visto en dominicana un cluster ideal para sus operaciones.

Igualmente un sector con mucho crecimiento, aquí y en todo el país, es el relativo a las importaciones y a las exportaciones. Acá no se producen muchas cosas, los autos, las motos, materiales de construcción, aparatos electrónicos y bastante ropa viene del exterior y las aduanas son su puerta de entrada a la nación. Incluso el termino dealer es reconocido en el país, cómo el personaje que te puede conseguir cualquier cosa en todo el mundo si tienes cómo pagarlo.

Conocí la aduana al ir a recoger un paquete que excedía los 200 dólares de valor y que por lo tanto merecía cobro de impuestos. El lugar es el colmo de anacronismo, la ineficiencia y el exceso de personal. Nada funciona y todo se articula para hacer el proceso engorroso y hacer que uno incurra en corruptelas y contrate a unos supuestos verificadores que se encargan de conducir a uno por la maraña burocrática del lugar para conseguir sacar su mercancía en un solo día (no necesariamente rápido). Mi última visita, para sacar unas pilas para laptop, se llevó 7 horas y estuvo a punto de no concretarse, cuando después de completar un proceso de unos 15 pasos no había un mensajero que llevará mi expediente del segundo piso de la aduana al primero. No podía llevarlo uno mismo y tenía 3 minutos para hacerlo llegar a la caja, en el primer piso, para que no dieran las 6, cerrarán y me fuera con las manos vacías. 100 pesos locales (menos de 3 USD) ,pasados discretamente, hicieron aparecer al dichoso mensajero. Lo conseguimos en un solo día.

El tránsito es un tanto pesado, aunque viniendo de nuestro reducto tenochca, un tapón de 15 o 20 minutos es casi nada. Eso si, por todo Santo Domingo hay obras faraónicas para mejorar el tráfico, que incluyen puentes a desnivel, túneles e incluso un segundo piso. Un línea de metro complementa la infraestructura vial, aunque sólo tiene una línea y cuesta 30 pesos dominicanos por viaje (unos 10 pesos mexicanos).

Más allá del mar, el casco viejo de la ciudad y la buena gastronomía, los turistas extranjeros vienen a Santo Domingo a jugar en los casinos y a los abundantes table dances y burdeles con oferta local y de países cómo Colombia, Venezuela, Brasil e incluso Europa y Estados Unidos. Los bares y restaurantes de la ciudad son muy visitados por longevos extranjeros que llegan de la mano de una mulata en sus ventitatos, ataviada con alguna prenda reveladora. Muchas jóvenes también se emparentan con gringos con de evidente sobrepeso, mientras que mulatos y negros con cuerpos torneados corren o juegan en las playas cercanas esperando ser observados por europeas y norteamericanas, con mucho peso corporal y económico, para pasar unos días en un resort de lujo o incluso salir del país.

Para la mayoría de los jóvenes la diversión está en las calles, lo común es ir al malecón con muchas cervezas “Presidente” y departir con los amigos escuchando reggaeton, Bachata y Merengue y de vez en vez comiendo carne de res frita, parecida a la cecina, o de puerco, qué le tira al sabor de las carnitas. En las tardes, la gente de la zona centro de la ciudad sale a tomar al fresco y varias mesas de dominó se instalan en el parque, el malecón también es poblado por familias que vuelan papalotes.

La vivencia de Santo Domingo se termina pronto para mi, ya que generalmente tras pasar un día acá salgo hacia Puerto Príncipe cruzando el sur dominicano.

3 comentarios:

  1. Me encantó tu narrativa. Hiciste que estuviera en Santo Domingo por algunos minutos. Te extraño.

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  2. Docs! Como siempre, un placer saber de tus cosas, de tus experiencias, de tus percepciones. Siempre me alimentas el espíritu.

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  3. Compadre, en mi lúdico lenguaje: Asté está cabrón...

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